Ejes temáticos

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Con el fin de recapitular lo principal de las investigaciones y conocimientos acumulados y para intentar responder a los interrogantes contemporáneos se proponen tres ejes temáticos que sin perder nunca la imprescindible interrelación entre los conceptos protagonistas de los seminarios internacionales, se
centren específicamente en cada uno de los elementos de la trilogía:

1.- La Ciudad como asentamiento humano que debe redefinir su planificación entre la concentración y la dispersión ante los retos ambientales y de salud pública que se plantean cada vez con mayor fuerza. Cabe replantear la gestión y gobierno locales con el fin de garantizar los servicios y equipamientos para reducir las desigualdades sociales de todo tipo, mejorando la calidad de vida de los ciudadanos. Cabe explicar la base real de les economías urbanas contemporáneas, superando la tradición de los sectores, entre la supervivencia y la exportación. Cabe repensar el papel cultural de la concentración de personas y actividades, más allá de los aspectos puramente tecnológicos.

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2.- El Comercio y las actividades comerciales, entendidas como servicios al consumidor, deben redefinir su estructura empresarial para afrontar las nuevas competitividades. Cabe repensar la localización comercial que supera el esquema simplista centro/periferia y que debe dar cuenta de las estrategias emergentes de la proximidad abstracta, ya sea territorial (km 0) o temporal (los quince minutos). Cabe reformular la clasificación de las actividades y de los establecimientos comerciales y sus relaciones jerárquicas. Cabe enfrentar los retos de la distribución y el auge del comercio electrónico en todos los ámbitos.

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3.- El Consumo se formula como la nueva lógica cultural de la globalización tardo o post capitalista que se materializa en la urbanización planetaria. Cabe reflexionar sobre el papel de la fuerza del consumo en la recuperación de las crisis económicas contemporáneas, mientras la fuerza del trabajo parece haber perdido su papel de par del Capital. Cabe analizar el crecimiento y la profundización de las desigualdades sociales que se expresan en el consumo, tanto entre Estados, como entre grupos y personas a escala local. Cabe reflexionar sobre los cambios en el papel simbólico del consumo y de los valores que van asociados a él y la pérdida de diversidad cultural que puede acarrear.